¿Qué es la lumbalgia?

La lumbalgia es el dolor localizado en la zona lumbar.

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La lumbalgia es el dolor localizado en la zona lumbar.

No es una enfermedad ni un diagnóstico, sino un síntoma que puede ser secundario a patologías de diversas causas, gravedad o repercusión.

Este dolor puede venir provocado por diferentes lesiones: traumáticas, inflamatorias, degenerativas, metabólicas y neoplásicas originadas en los tejidos blandos que rodean la columna vertebral.

Podemos agrupar esta patología en 2 grandes grupos:

  • Según el tiempo de evolución: aguda (<6semanas); subaguda (6semanas – 3meses); crónica (>3meses).
  • Según las características del dolor: mecánico, es decir, dolor que empeora con el movimiento, cede en reposo y no existe dolor nocturno. De tipo inflamatorio, es decir, dolor progresivo de aspecto nocturno que no cede con el reposo.
Lumbalgia

ANATOMÍA / BIOMECÁNICA

La columna lumbar es aquella que tiene como función soportar nuestro peso corporal suprayacente siendo el último nivel móvil.

La articulación lumbo-sacra es la que mayor peso y fuerza de cizallante recibe en flexión o extensión.

El último espacio lumbo-sacro es el que tiene mayor movilidad, establecida en el 75% de toda la flexión de la columna lumbar (sólo 5-10% L1 y L4), es decir, la mayor exigencia y mayor cantidad de procesos lumbares se llevan a cabo en los niveles de L4-L5 y L5-S1.

Esto provoca que la quinta vértebra lumbar (L5) y el resto de columna vertebral, ejerza una fuerza cizallante hacia delante y hacia abajo, derivando en un aumento del ángulo lumbo-sacro, provocando así dolor por distensión de las estructuras ligamentosas y sobrecarga de las estructuras articulares.

El síntoma principal es el dolor localizado en la zona lumbar que, normalmente, se define como un dolor sordo.

En ocasiones, éste impide al paciente caminar, incluso la puesta en pie.

Puede cursar con graves espasmos musculares, e incluso con dolores en la zona de ingle, nalga, parte superior del muslo y recorrido del nervio ciático.

Puede venir causado por diferentes estructuras anatómicas:

  • Vertebral: espondilolistesis, espondilólisis, escoliosis, fracturas, aplastamientos.
  • Discal: protusión, hernia, deshidratación discal.
  • Articular: degenerativa, reumatoide.
  • Ligamentosa: distensión, rotura.
  • Muscular: contracturas, puntos gatillo, rotura.
  • Fascial: retracción.
  • Nerviosa: pinzamiento, compresión.

Cuando se sufre dolor, y especialmente de carácter repetitivo o que perdura en el tiempo el cuerpo humano desarrolla patrones viciados de movimiento para escapar de dicho dolor.

Esto nos lleva a consecuencias de diferentes dolores o degeneración articular derivadas de malas posturas.

Podemos encontrar inhibición de musculatura estabilizadora (multífidos, espinales, transverso del abdomen, vasto interno del cuádriceps…).

Siempre que hay una inhibición de una estructura corporal, otras tendrán que trabajar a máxima intensidad de los músculos estabilizadores globales (el cuadrado lumbar, los oblicuos abdominales, el trapecio…).

Si esta incorrecta función muscular continúa, comenzarán a aparecer contracturas y puntos gatillo en la musculatura profunda.

Si la disfunción vertebral perdura en el tiempo, los músculos movilizadores superficiales (como el pectoral mayor o recto femoral del cuádriceps) empezarán a actuar como estabilizadores.

Esto provocaría una función muscular inversa, es decir, la musculatura estabilizadora cada vez más inhibida y atrofiada mientras que la musculatura movilizadora estaría más dominante y contracturada.


En esta situación, provocaremos un aumento de inestabilidad provocando más dolor, ante la mínima actividad física, puesto que supondrá un gran esfuerzo muscular.

DIAGNÓSTICO DE LA LUMBALGIA

Para un correcto diagnóstico de la lumbalgia, realizaremos una entrevista clínica con el paciente, para orientarnos sobre el origen de la afectación del paciente: antecedentes de lesiones anteriores, factores traumáticos, laborales o sociales, cuánto tiempo y localización del dolor, cómo es su dolor y su intensidad.

Llevaremos a cabo una exploración física tanto estática como dinámica, ya que nos ayudarán a diferenciar entre causantes del dolor o responsables de la clínica del paciente.

Desviaciones en la columna: en flexión “cifosis”; lateralmente “escoliosis”, dismetrías en piernas o caderas, observar las curvas fisiológicas de la columna vertebral.

Esto lo completaremos con pruebas funcionales y tests ortopédicos, como, pruebas de movilidad pasiva, test fisiológicos, test de Mitchell (disfunción articular), prueba de Lassegue, Bragard y Nery (puesta en tensión del nervio), test de Slump (neuromeníngeo).

Lumbalgia


Complementaríamos también con pruebas de imagen tras un diagnóstico médico para el tratamiento de lumbago, a través de radiografías, resonancia magnética nuclear (RMN), gammagrafía… para descartar o confirmar el causas de la lumbalgia.

TRATAMIENTO DE LA LUMBALGIA

Siempre dependerá de la fase en la que se encuentre el paciente, es decir, si el paciente está sufriendo una lumbalgia aguda, subaguda o crónica, puesto que se manifestará con una sintomatología diferente y de diferente grado de gravedad.

Por lo que llevaremos a cabo una fase inicial, en la tendremos como objetivo disminuir el dolor (analgesia) y la inflamación de la zona, por ejemplo mediante electroterapia.

Debemos tratar aquella musculatura inhibida puesto que se manifestará con contracturas y puntos gatillo, con técnicas de terapia manual, técnicas invasivas, como punción seca, estiramientos… Es importante recuperar la movilidad de aquellas articulaciones o zonas más rígidas.

En este caso se verán más afectadas la zona dorso-lumbar, lumbo-sacra y sacroilíaca, por medio de movilidad pasiva que proporciona el terapeuta, ejercicios de movilidad del paciente…

Cuando todo este trabajo haya dado sus frutos, continuaremos con un trabajo más enfocado en la movilidad y flexibilidad. Buscaremos flexibilidad en la parte anterior (psoas y recto anterior) y en la parte posterior (glúteo, piramidal, isquiotibiales…).

Empezaremos a realizar ejercicios de control motor de forma estática sobre colchoneta, fitball, bosu (para centrarse en cómo se consiguen los movimientos y en cómo deben funcionar los músculos correctamente); realizaremos también ejercicios de estabilización lumbopélvica en cadena cinética abierta (coordinación del movimiento fisiológico lumbar y de rotación de la pelvis); trabajaremos el CORE, ejercicios hipopresivos y ejercicios de naja carga e impacto.

Finalmente, si el paciente lleva una vida deportiva activa, trabajaremos la fase de readaptación deportiva de forma progresiva con ejercicios de control motor de CORE, movilidad dinámica de extremidades… y trabajo de media y alta carga e impacto. Para evitar la lumbalgia, lo más recomendable y eficaz es realizar una correcta técnica de estiramientos de espalda.

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