¿Qué es la fatiga crónica?

La fatiga crónica, es una enfermedad compleja y debilitante que se caracteriza principalmente por fatiga persistente e inexplicada.

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La fatiga crónica, también conocida como síndrome de fatiga crónica (SFC) o encefalomielitis miálgica, es una enfermedad compleja y debilitante que se caracteriza principalmente por fatiga persistente e inexplicada que no mejora con el descanso y que puede empeorar con la actividad física o mental.

Esta afección puede afectar gravemente la calidad de vida de quienes la padecen.

Aquí hay algunos aspectos clave sobre la fatiga crónica:

Síntomas: Además de la fatiga persistente, los síntomas comunes de la fatiga crónica pueden incluir:

  1. Dificultades cognitivas, como problemas de memoria y concentración (niebla mental).
  2. Dolores musculares y articulares.
  3. Dolor de garganta.
  4. Ganglios linfáticos inflamados.
  5. Dolores de cabeza.
  6. Sueño no reparador.
  7. Sensibilidad a la luz, sonidos y olores.
  8. Malestar post-esfuerzo prolongado (efecto de “crash” después de la actividad).

Causas:

La causa exacta de la fatiga crónica aún no se comprende completamente y puede ser multifactorial.

Algunos factores que se han relacionado con esta enfermedad incluyen infecciones virales, trastornos inmunológicos, factores genéticos, estrés y desequilibrios hormonales.

Diagnóstico:

El diagnóstico de la fatiga crónica puede ser complicado, ya que no hay una prueba única que lo confirme.

Los médicos suelen basar el diagnóstico en la exclusión de otras posibles causas de fatiga crónica y en la evaluación de los síntomas y la historia clínica del paciente.

Tratamiento:

El tratamiento de la fatiga crónica se centra en aliviar los síntomas y mejorar la calidad de vida.

Puede incluir una combinación de enfoques, como:

  1. Manejo de síntomas: Se pueden recetar medicamentos para tratar los síntomas específicos, como el dolor o los problemas del sueño.
  2. Terapia cognitivo-conductual: Puede ayudar a manejar los efectos emocionales y cognitivos del SFC.
  3. Ejercicio y terapia física: Un programa de ejercicio gradual y supervisado por un profesional de la salud puede ayudar a mejorar la resistencia y reducir la fatiga.
  4. Gestión del estrés: Técnicas de manejo del estrés, como la relajación y la meditación, pueden ayudar a reducir los síntomas.
  5. Apoyo emocional: La terapia de apoyo y el contacto con grupos de pacientes pueden ser útiles para enfrentar los desafíos emocionales de la enfermedad.
  6. Educación y autocuidado: Aprender sobre la enfermedad y cómo manejarla puede empoderar a los pacientes para tomar decisiones informadas sobre su tratamiento y estilo de vida.

Es importante que las personas que sospechen tener fatiga crónica busquen atención médica para un diagnóstico adecuado y un plan de tratamiento personalizado.

La enfermedad puede variar en severidad y duración entre individuos, y un enfoque integral de tratamiento puede marcar una diferencia significativa en la calidad de vida.

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