El quiste de Baker es una lesión común en las consultas de traumatología, no tiene porqué revestir gravedad.

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El quiste de Baker es una lesión común en las consultas de traumatología, no tiene porqué revestir gravedad.

Sin embargo, es importante un tratamiento y recuperación adecuado y completo para evitar patologías de mayor gravedad.

¿Qué es un Quiste de Baker?

Se conoce como quiste de Baker, al quiste relleno de líquido que se forma en el hueco poplíteo de la rodilla. Habitualmente, el quiste de Baker aparece debido a un exceso de líquido sinovial que se acumula y provoca inflamación.

En muchos casos, el quiste de Baker afecta a la movilidad de la rodilla, y puede provocar dolor e inflamación, afectando a las actividades habituales del paciente.

Causas del quiste de Baker

Las causas del quiste de Baker son muy variadas, aunque, como se ha explicado, generalmente se debe a una secreción de líquido sinovial excesiva.

Es habitual que este exceso de líquido sinovial esté relacionado con ciertas patologías.

En muchos casos, puede deberse a un desgaste del cartílago o a una rotura del menisco o de los ligamentos de la rodilla.

En otros casos, la aparición y desarrollo del quiste de Baker está relacionada con enfermedades degenerativas, tales como, la artrosis o la artritis reumatoide.

Esto se debe a el sobreesfuerzo que realizan las rodillas, debido al desgaste de huesos y cartílagos a causa de estas patologías.

Síntomas del quiste de Baker

En función de las causas que lo provoquen, los síntomas del quiste de Baker varían entre unos y otros pacientes. Sin embargo, existen síntomas comunes al quiste de Baker, que aparecen con frecuencia.

En primer lugar, el paciente con quiste de Baker suele presentar inflamación en la parte posterior de la rodilla, causada por la acumulación del líquido sinovial.

Es habitual, que los paciente presenten dolor agudo e inmovilidad en la articulación de la rodilla afectada.

Diagnostico del Quiste de Baker

Ante la aparición de síntomas, el paciente debe acudir a su médico de confianza, para ser remitido a un traumatólogo especialista.

En primer lugar, se llevará a cabo una palpación de la zona, para observar las características y composición del quiste del Baker, así como, analizar las zonas en las que el paciente manifiesta más dolor al tacto.

Si fuese necesario o ante una sintomatología confusa, se podrán llevar a cabo distintas pruebas diagnósticas que ayuden a elaborar un diagnóstico adecuado.

Por ejemplo, ecografías y radiografías, o en los casos más severos resonancias magnéticas, que permitirán observar la zona con mayor precisión.

Tratamientos para el quiste de Baker

Una vez que se ha elaborado el diagnóstico, se deberá estudiar cuál es el tratamiento más apropiado para cada paciente, en función de la sintomatología que presente.

En primer lugar, en pacientes con quiste de Baker se suele recomendar la aplicación de hielo en la zona, combinada con un tratamiento antiinflamatorio, con el objetivo de aliviar el dolor del paciente. Además, se recomendará reposo y, en algunos casos, se inmovilizará la zona para evitar movimientos bruscos y posturas forzadas.

En otras ocasiones, se realizará un drenaje del líquido, este tratamiento se conoce como «aspiración con aguja», y, mediante control ecográfico el especialista, extraerá el líquido sinovial con una aguja. Además, en algunos pacientes, se realiza una infiltración con corticoides para reducir la inflamación.

En aquellos casos más severos, en los que el paciente no sea capaz de notar mejoría con los tratamientos mencionados anteriormente, se optará por una operación de rodilla.

Tratamiento de fisioterapia para quiste de Baker

En pacientes con quiste de Baker, el tratamiento con fisioterapia suele ofrecer buenos resultados.

Se trata de un tratamiento rehabilitador, basado en ejercicios pautados por un fisioterapeuta especializado, que contribuirán al fortalecimiento muscular y, permitirán al paciente recuperar, de forma progresiva la movilidad de la articulación.

Además, contribuirá a aliviar el dolor del paciente y, en los casos en los que la lesión está relacionada con una enfermedad degenerativa, se fomentará la reeducación postural para evitar posibles recaídas y lesiones.

Recomendaciones para prevenir el Quiste de Baker

En muchos casos, la aparición del quiste de Baker es inevitable, especialmente, en aquellos pacientes con enfermedades degenerativas. Sin embargo, existen ciertas pautas que pueden ayudar, en la medida de lo posible, a prevenir su aparición.

Adquiere especial importancia el calzado empleado para prevenir el quiste de Baker, ya que un calzado de mala calidad provoca una sobrecarga en la articulación.

Sin embargo, un calzado con una anchura suficiente, sin tacón, pero con una suela con un grosor suficiente, puede ser una buena opción.

Además, es fundamental un tratamiento adecuado de las patologías de rodilla, ya que una lesión tratada de manera incorrecta puede desencadenar, a corto o largo plazo, la aparición de un quiste de Baker.

Por último, se recomienda un calentamiento previo antes de la práctica deportiva. Así como, un estiramiento al finalizar, que permita la recuperación completa de músculos y articulaciones.

Como se ha explicado, el quiste de Baker es una lesión que puede afectar de manera negativa al día a día del paciente.

Es importante seguir ciertas pautas para prevenir su aparición y evitar que se convierta en una lesión crónica, que afecte a la calidad de vida del paciente.

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