El síndrome de fricción de la banda iliotibial ocurre cuando el tendón largo del músculo tensor de la fascia lata roza de manera repetida co la parte exterior de la articulación de la rodilla, concretamente con el cóndilo femoral externo.
Este tendón que se extiende desde la parte externa del muslo hasta la rodilla recibe el nombre de cintilla o banda iliotibial, ya que el músculo va desde la pala iliaca hasta la zona anterior y externa de la tibia.
El roce o la fricción entre la prominencia externa del fémur en la rodilla (cóndilo) causa en algunos pacientes, especialmente corredores de fondo dolor e inflamación.
Es por ello que a este síndrome se le llama comúnmente rodilla del corredor, y cualquiera de los que somos corredores habituales hemos experimentado en menor o mayor medida estos síntomas de dolor externo en la rodilla.
El síntoma principal es el dolor mecánico en la parte externa de la rodilla que se activará gradualmente y empeora progresivamente con la carrera, siendo mas intenso cuantos mas kilómetros hemos avanzado.
Si la inflamación es suficientemente intensa no nos quedará otra que detener nuestro entrenamiento, con la consecuente frustación que implica, de hecho es un motivo habitual de abandono en la carreras de fondo.
Clásicamente se acepta que el descanso del atleta durante un período de tiempo hace que los síntomas desaparezcan, sin embargo, la tendencia a que los síntomas vuelvan es alta si no cambiamos nada.
¿Qué causa el Síndrome de la Cintilla Iliotibial o Rodilla del Corredor?
Basándonos en la frecuencia de esta lesión en corredores, podríamos decir que la carrera continua es el factor de riesgo mas importante, pero lo cierto es que ni mucho menos es una lesión que sufran todos los corredores de Marathon o larga distancia.
Existen factores biomecánicos demostrados que hacen al corredor más susceptible de desarrollar este síndrome. Todos estas variantes anatómicas son factores que van a aumentar el roce de la fascia lata en la parte lateral del condilo femoral externo:
– Una cintilla iliotibial naturalmente estrecha o ancha puede hacer que seas más susceptible a esta lesión.
– La debilidad en los músculos abductores de la cadera, concretamente el glúteo medio; nos llevará a sobre-tensar la fascia lata.
– La pronación excesiva o una biomecánica pobre del pie (tendencia al pie plano) pueden aumentar el riesgo de esta lesión. Si el pie rueda hacia adentro o se aplana, la parte inferior de la pierna gira y también lo hace la rodilla, lo que aumenta la posibilidad de fricción en la banda.
– Otros factores incluyen la diferencia de longitud de las piernas (dismetría), realizar trail o cross, o correr frecuentemente en descenso.
– Al igual que otros problemas biomecánicos en la pierna, el exceso de carrera con poco entrenamiento muscular va a agravar este problema.
¿Qué síntomas tiene la Rodilla del Corredor?
Los síntomas síndrome de la cintilla iliotibial consisten en dolor en la parte externa de la rodilla, más específicamente en el epicóndilo lateral del fémur dónde roza el tendón de la fascia lata (o cintilla iliotibial).
Aparece en un momento dado de la carrera y empeora gradualmente hasta que el corredor tiene que detenerse.
Después de un período de descanso, el dolor desapareceré habitualmente para regresar cuando la carrera comience nuevamente.
El dolor se agrava habitualmente al correr cuesta abajo dónde el trabajo de la fascia lata es mayor.
En algunos casos muy agresivos se puede producir incluso un resalta o gatillo al saltar la cintilla por encima del epicóndilo, emitiendo un chasquido que se puede confundir con una subluxación de la tibia.
¿Cómo se diagnostica el síndrome de la cintilla iliotibial?
En la historia que nos cuenta el paciente en la consulta, ya podemos sospechar de este síndrome. El dolor externo de la rodilla, a diferencia del interno, suele estar debido a pocas causas, entre ellas, el síndrome de la cintilla iliotibial.
Otras causas posibles son las parameniscitis externa, las lesiones del menisco externo, las bridas femoro-patelares o las lesiones del tendón poplíteo.
En la exploración confirmaremos el diagnóstico al presionar el tendón de la fascia lata en la rodilla contra el cóndilo lateral.
La resonancia magnética nos ayuda de hecho con mas frecuencia a descartar otros diagnósticos mas que a confirmar el síndrome de la cintilla que suele dar imágenes normales.
En ocasiones se palpa la tensión en la banda iliotibial que se extiende por la parte exterior del muslo hacia la cadera.
Existe además existe una prueba específica para su exploración, conocida como prueba de Ober en la que estresamos la fascia lata para ver si es capaz de relajarse y dejar aducir la pierna o por el contrario permanece en tensión.
Normalmente no solemos pedir pruebas de imagen a no ser que dudemos con otra patología en la zona.
¿Cómo se trata el Síndrome de la Cintilla Iliotibial?
El tratamiento para este síndrome de fricción necesita combinar varias opciones de tratamiento a la vez. El objetivo principal es reducir el dolor y la inflamación, para a continuación acondicionar los músculos para que la lesión no se repita cuando vuelvas a entrenar a tu ritmo previo.
El éxito del tratamiento conservador (no quirúrgico) esta inversamente relacionado con el tiempo de evolución, es decir, a mas meses corriendo con dolor, menos probable es que el dolor mejore con terapias locales y programas de musculación.
En cualquier caso, siempre vamos a proponeros de primeras un tratamiento basado en mejorar los factores biomecánicas demostrados para padecer este síndrome, así como técnicas anti-inflamatorias locales (muy eficaces en los casos agudos). Este tratamiento incluye pilares como:
– Modificación de la actividad: Comenzaremos suspendiendo o modificando temporalmente las actividades que te provocan dolor en las rodillas hasta que se resuelva el dolor. Esto puede significar cambiar tu rutina de a actividades de bajo impacto como el ciclismo, la elíptica y la natación.
El descanso completo si bien es válido, empeora nuestra forma física, con los consecuentes problemas asociados al regresar a la carrera. Cambios en la superficie de entrenamiento o calzado es otras de las opciones que debemos evaluar.
– Crioterapia y AINES Locales: Acostúmbrate a aplicar terapia de frío o hielo para reducir el dolor y la inflamación cada vez que llegues a casa.
Se debe aplicar hielo de 10 a 15 minutos 2 o 3 veces al día combinándolo con pomadas de diclofenaco o dexketoprofeno. Una buena rutina es ponerlo después de hacer ejercicio para garantizar que el dolor no regrese.
– Infiltración de corticoides: En casos de mucha bursitis (casos de poco tiempo de evolución) podemos valorar la infiltración de corticoides, los cuales dan un rápido alivio, pero no ayudan a mejorar el pronóstico.
Esta técnica la utilizo igualmente para confirmar el diagnóstico, citándoos previamente a un entrenamiento para infiltraros CE y anestésico en el cóndilo; si corréis sin dolor, el diagnóstico se confirma.
– Fisioterapia: Un fisioterapeuta profesional puede realizar masajes deportivos para ayudar a relajar los tejidos y la fascia lata y utilizar técnicas de liberación miofascial que han demostrado ser altamente efectivas.
Desafortunadamente los ejercicios de estiramientos para la cintilla son practicamente imposibles de hacer, ya que la anatomía de la rodilla bloque el desplazamiento en varo El uso de técnicas de tratamiento electroterapéutico como TENS o ultrasonido ayudan igualmente a reducir el dolor y la inflamación.
Las técnicas de punción seca o la acupuntura también pueden han demostrado ser beneficiosas en este síndrome.
– Ejercicios de musculación: Mejorar la fuerza de los músculos en la parte exterior de la cadera, evitará que la rodilla gire hacia dentro al correr, y por lo tanto ayudará a reducir la fricción en el tendón de ITB en la rodilla.
En particular, son importantes los ejercicios de fortalecimiento para el músculo tensor de la fascia lata y el glúteo medio.
– Vuelta progresiva “correcta”: Los errores en el entrenamiento deben ser identificados y corregidos. Estos pueden incluir un entrenamiento excesivo o aumentar el kilometraje acumulado demasiado rápido.
Como regla general, un corredor no debe aumentar el kilometraje en más del 10% por semana.
Si todo lo anterior falla, en casos de fascia lata muy fibrosada, o casos dónde la “prisa por competir” apremia se indica una intervención quirúrgica.
Cirugía para el síndrome de la Cintilla Iliotibial
Si bien hay técnicas clásicas en las que se hace un alargamiento abierto de la fascia lata o z-plastia, se ha visto que esta actuación puede provocar a largo plazo una deformidad de la pierna (en varo).
Por otra parte el perfil de pacientes que sufrís el síntoma de la cintilla, no podeis permitiros una pérdida de potencia muscular tan importante, pues como os habreis dado cuenta, la cintilla es una elemento fundamental para la carrera.
Es por ello que preferimos realiza una técnica mínimamente invasiva, quitando el tejido inflamatorio que causa dolor y ajustando la tensión de la cintilla para que no vuelva a repertirse el cuadro.
Empezamos realizando una artroscopia de toda la rodilla de manera rutinaria para confirmar el estado del cartílago/menisco externo, y tratar la inflamación sinovial de la parte externa de lo rodilla, que se encuentra inflamada (sinovitis) en estos pacientes.
En algunos de estos casos podemos encontrar plicas sinoviales, que causan uno síntomas muy parecidos y no son detectables en ocasiones con resonancia.
A continuación realizamos una resección artroscópica del tejido inflamatorio entre el cóndilo femoral externo y la cintilla, esculpiendo incluso el cóndilo en los casos que se encuentren pequeños espolones.
Posteriormente realizamos un alargamiento de las fibras posteriores del tendón de la cintilla iliotibial ya sea con una mínima incisión lateral o últimamente de manera percutánea (sin abrir), guíandonos por visión de ecografía y/o artroscopia. Realizamos la liberación disminuyendo la tensión del músculo de modo que no habrá más fricción en la zona.
Con información de Juan Arnal.